Con la esperanza de aprovechar la buena suerte, el negocio de Valentino’s Costume Group se mudó en enero de 2023 a un espacio en North Hollywood que duplicaba el tamaño de su antiguo edificio, sin contar con que su economía estaría afectada por la huelga de actores y guionistas.

Al poco tiempo de establecerse, los guionistas y actores de Hollywood se declararon en huelga. Ahora, dice el copropietario Shon LeBlanc, Valentino’s ya no puede permitirse pagar el alquiler.

“Siento un hueco en el pecho porque el dinero es muy escaso”, dice LeBlanc, lamentando la aparente falta de urgencia de la Alianza Estadounidense de Productores de Cine y Televisión para intentar llegar a un acuerdo con los sindicatos en huelga. «¿Cuándo intervendrá la alcaldesa y dirá: ‘Les ordeno que resuelvan algo porque están a punto de colapsar la economía en Los Ángeles’?”.

Han pasado más de 100 días desde que los miembros del Sindicato de Guionistas de Estados Unidos (WGA por sus siglas en inglés) dejaron de trabajar y más de un mes desde que el sindicato de actores se unió a ellos. La de LeBlanc es sólo una historia de muchas que detallan el efecto dominó financiero.

Son pocos los rincones de la industria del entretenimiento que han resultado ilesos: desde el alquiler de estudios y la construcción de escenografía, hasta la tintorería para el vestuario y el transporte de utilería, es difícil encontrar un sector de la economía de Los Ángeles que haya escapado a las repercusiones.

“Una película rodada en un día puede generar decenas de miles de dólares”, dice Kevin Klowden, estratega principal del Instituto Milken, un grupo de expertos que investiga cuestiones sociales y económicas. “Dependiendo del nivel de actividad, pueden ser cientos de miles de dólares.”

La huelga de guionistas anterior, que comenzó hace más de 15 años, tardó tres meses en resolverse y se estima conservadoramente que costó 2.100 millones de dólares en producción perdida. Esta vez, la cifra será más difícil de medir por cuánto han cambiado los costos de producción, las ubicaciones y los plazos en los últimos años gracias a las mejoras tecnológicas y a una mayor globalización.

“Tendemos a pensar en las producciones como algo autónomo”, dice Klowden, cuando en realidad una producción a menudo abarca empresas e incluso países. Los proyectos suelen “enviarse” a Nueva Zelanda para añadirles efectos visuales, mencionó como ejemplo. “Cuanto mayor sea una producción, más probabilidades habrá de ver un montón de menciones diferentes de créditos fiscales al final”.

Ambos gremios buscan resolver problemas surgidos por el dominio de los servicios de streaming, que han cambiado todos los aspectos de la producción, desde cómo se escriben los proyectos hasta cuándo se estrenan.

Fuente: Agencia AP

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *